Del chicharrón al marketing digital: Un viaje por los sabores y las estrategias que mueven al mundo

Desde las majestuosas montañas de la Cordillera de los Andes, que en Colombia se dividen en tres ramales principales: la Cordillera Oriental, la Cordillera Occidental y la Cordillera Central, iniciamos nuestro viaje por la Cordillera Oriental. Este lugar, lleno de paisajes impresionantes y una riqueza cultural única, es el escenario perfecto para descubrir sabores auténticos de la región. En realidad, este viaje tenía un propósito claro: llegar a un restaurante que habíamos descubierto gracias a unos videos de marketing que nos llamaron la atención. Claro, también era una excusa perfecta para escapar de la rutina, descansar y disfrutar de la naturaleza, pero sin duda, el restaurante era la estrella de nuestro plan.
En nuestro recorrido, nos encontramos con este lugar junto a la vía, especializado en vender chicharrones y otras partes del cerdo bien asadas. Sé que, para algunas culturas, el consumo de cerdo está prohibido (un tema interesante para profundizar en otro momento), pero, como siempre digo, 'hay que comer de todo'. En esta ocasión, decidimos pedir sobrebarriga, un plato típico y delicioso, aunque el nombre del restaurante nos invitaba a probar su especialidad: el chicharrón. Básicamente, el chicharrón es carne de cerdo frita en su propia grasa hasta quedar crujiente por fuera y jugosa por dentro, un manjar que no puedes dejar de probar si visitas esta zona.
El chicharrón y la sobrebarriga, o matambre, son dos platos que comparten una característica irresistible: su textura crujiente. Como ya sabemos, esto se debe a la reacción de Maillard, un proceso químico que ocurre cuando los alimentos se cocinan a temperaturas adecuadas. Esta reacción combina azúcares con proteínas, generando moléculas que no solo producen esos tonos dorados y marrones tan apetitosos, sino también una mezcla de aromas que despiertan el apetito con solo percibirlos.
Ahora, hablemos sobre la sobrebarriga o matambre. Como su nombre lo indica, este corte proviene de la parte ventral del cerdo, específicamente de la zona que cubre las costillas. Es un corte jugoso y lleno de sabor, con una capa de grasa que, al cocinarse correctamente, se derrite y aporta una textura tierna y un sabor inigualable. En Colombia, la sobrebarriga suele prepararse asada o frita, y es común encontrarla acompañada de yuca, plátano maduro o arepas, lo que la convierte en un plato completo y representativo de la gastronomía local.
Pero lo interesante aquí es hablar de por qué nos dio por cruzar montañas para llegar a este restaurante. Aproximadamente a 20 kilómetros desde Bogotá, este lugar se convirtió en nuestro destino principal. ¿La razón? Un video publicitario de marketing digital que nos cautivó. En él, promocionaban un chicharrón 'insuperable' y unas ofertas tan tentadoras que no pudimos resistirnos. La verdad es que, al llegar, no me puedo quejar de los platos que pedimos: estaban bien preparados y sabrosos. Sin embargo, debo admitir que he probado otros cortes de cerdo en otros lugares, y me han parecido mejores. En cuanto a las promociones, decidimos no tomar ninguna, ya que, según mis cálculos, esos platos no cumplieron del todo con las expectativas que el video nos había generado.
Pero esta experiencia me hizo reflexionar sobre el chicharrón y el marketing digital. Hoy en día, muchos restaurantes se promocionan a través de estas estrategias, y está bien, porque, como dicen, 'lo que no se muestra no se vende'. Esto me llevó a pensar en varias cosas sobre el marketing y a buscar más información. Primero, me pregunté: ¿cómo habrá sido el nacimiento de las ventas? Es decir, el intercambio de productos entre personas. Llegué a la conclusión de que todo comenzó con el trueque, donde se intercambiaban pieles, telas, metales y especias como la pimienta. Luego, con el surgimiento de las civilizaciones, este sistema se volvió más organizado, dando lugar a las rutas comerciales, lugares específicos donde se realizaban estos intercambios. Estas ferias, que hoy siguen existiendo, tienen sus raíces en aquellas antiguas prácticas.
Por ejemplo, hoy tenemos ferias como la Alimentaria en España, la IFT First en Chicago (una feria anual que habla de ciencia y tecnología en los alimentos), la SIAL en París (enfocada en la innovación alimentaria) y la más grande, Anuga en Colonia, Alemania. Cada país tiene sus propias ferias, que, aunque han evolucionado, conservan ese espíritu comercial que comenzó hace siglos en las rutas comerciales.
Pero el marketing, como tal, inicia con la Revolución Industrial, y uno de sus primeros expositores fue Heinz con su famosa publicidad de '57 variedades'. Aunque en realidad no ofrecía 57 variedades de productos, este número llamó la atención de Heinz y su esposa, convirtiéndose en una estrategia ingeniosa para captar clientes. Con estas primeras campañas, nace el marketing como el arte y la ciencia de vender productos y servicios. Cuando hablamos de arte, nos referimos a algo que creamos con nuestras manos, algo creativo y único; y cuando hablamos de ciencia, nos referimos a la comprensión de causas y principios.
Aquí viene lo interesante: tanto en la ciencia como en el marketing, existen procesos similares. Estos procesos nos llevan a establecer una relación, o incluso a extrapolar, ciertas semejanzas entre el método científico y el marketing. Ambos buscan entender, probar y mejorar, ya sea un producto, una teoría o una estrategia.






